Migraña: causas, tratamiento y prevención

¿De qué se trata?

Contenido del artículo
  1. ¿De qué se trata?
  2. Síntomas de la migraña
  3. Causas de la migraña
  4. Diagnóstico
  5. Tratamiento de la migraña
  6. Prevención

La cefalea y la migraña son entidades diferentes. La migraña es una de las más frecuentes y bien caracterizadas, pero existen 14 categorías principales que pueden subdividirse en más de 200 formas diferentes. La migraña en sí tiene unos 20 géneros diferentes.

En términos generales, los dolores de cabeza se dividen en dos grandes grupos: primarios y secundarios. Las primarias corresponden a una enfermedad, no reflejan otros problemas de salud y representan alrededor del 90% del total. Las cefaleas secundarias son síntomas de enfermedades del sistema nervioso o de otros órganos del cuerpo humano. Pueden producirse en caso de gripe, intoxicación o abstinencia alcohólica, traumatismo craneal leve, hipoglucemia (niveles bajos de azúcar en sangre) o en una crisis de hipertensión arterial.

La migraña es una cefalea primaria en la que se producen episodios muy intensos de dolor intercalados con periodos libres de síntomas. Generalmente comienza entre los 15 y los 40 años, pero puede aparecer en la infancia o poco después del primer periodo menstrual. Si aparece por primera vez después de los 45 años, deben excluirse otras causas. Algunas de sus características están estrechamente relacionadas con el ciclo reproductivo femenino: mayor prevalencia después del primer período menstrual o durante el período menstrual; agravamiento ocasional debido a la toma de la píldora anticonceptiva o la terapia hormonal; atenuación o desaparición durante el embarazo o la menopausia. Antes de la adolescencia, la migraña afecta por igual a niños y niñas. A partir de entonces, es de dos a tres veces más frecuente en las mujeres.

Síntomas de la migraña

Aparece de forma recurrente, varias veces a lo largo de la vida, pero siempre a intervalos completamente libres. Si ocurre todos los días, es probable que haya un uso excesivo de analgésicos u otros medicamentos. El abuso de fármacos puede convertir una migraña en una cefalea crónica diaria.

Hay personas en las que aparece preferentemente el fin de semana. Estos ataques pueden precipitarse por cambios en el horario de sueño, saltarse el desayuno, reducir el estrés o abusar del alcohol. En estos casos, es importante plantearse un cambio de estilo de vida durante el fin de semana.

Los síntomas son intensos y a menudo impiden trabajar o estudiar. El dolor suele ser pulsátil y empeora con el esfuerzo físico o los movimientos de la cabeza. Generalmente afecta a un solo lado de la cabeza, y se acompaña de náuseas, vómitos, intolerancia a la luz, al ruido y a algunos olores. No es necesario que todos estos elementos estén presentes al mismo tiempo.

Durante las crisis, la gente busca un lugar oscuro y tranquilo para descansar o dormirse. Un episodio puede durar desde unas horas hasta tres días. Entre ataque y ataque, no suele haber quejas.

Algunos tipos de migraña pueden presentar síntomas más complejos (con aura). Estas formas son menos frecuentes, afectan a alrededor del 15% de las personas con este problema, e incluyen síntomas neurológicos transitorios, con origen atribuible a determinadas zonas del cerebro. Los demás signos son idénticos a los de la migraña sin aura.

Las auras más frecuentes son alteraciones visuales transitorias en forma de pérdida de visión en un lado del campo visual, imágenes borrosas, percepción de puntos brillantes, figuras geométricas o zigzags brillantes.

Otras auras pueden adoptar la forma de hormigueo o entumecimiento en un lado de la cara o en una mano. Algunas personas tienen dificultad para hablar o incluso parálisis temporal de las extremidades, normalmente sólo en un lado del cuerpo. Estos cambios duran entre 10 y 30 minutos y preceden al dolor.

En los niños, la migraña tiende a ser bilateral, menos intensa y de menor duración. Los vómitos y las ojeras pueden ser exuberantes. Las alteraciones del sueño y las comidas son factores precipitantes frecuentes. El tratamiento de estos ataques es más sencillo que en los adultos. Dormir suele dar buenos resultados. A estas edades la localización occipital no es normal y, cuando está presente, requiere consulta médica. También la presencia en niños muy pequeños de dolores de cabeza con vómitos matutinos u otros síntomas inusuales debe ser vista por un profesional sanitario.

Causas de la migraña

Está causada por una combinación de procesos a nivel cerebral: excitación/depresión de las células, dilatación de las arterias y liberación de sustancias químicas. Las personas con migraña son más sensibles a determinados estímulos, ambientales o de su propio cuerpo, que pueden desencadenar estos procesos cerebrales. Se cree que también existe cierta susceptibilidad genética.

Algunas personas pueden identificar los signos de sus ataques. Los más frecuentes son el queso, el chocolate, las fresas, el marisco, el vino, las salsas artificiales, los cambios del ritmo del sueño, el estrés, la menstruación, el ayuno, el ejercicio físico, los traumatismos menores. Otros no pueden identificarlos en absoluto.

Las personas que beben café con regularidad pueden sufrir dolores de cabeza cuando dejan de tomarlo.

Diagnóstico

El examen del fondo de ojo es una parte muy importante de estos procedimientos. En algunos casos puede ser necesario recurrir a la tomografía computarizada o a la resonancia magnética para excluir otras enfermedades.

Tratamiento de la migraña

La migraña no tiene cura, pero puede controlarse. Existen medicamentos y conductas que pueden reducir la frecuencia, duración o intensidad de los ataques. El tratamiento sintomático, durante los periodos agudos, incluye descansar en un lugar tranquilo y oscuro. Se puede aplicar presión o frío en el lugar del dolor. En esta fase son muy útiles los analgésicos, antiinflamatorios, antieméticos y triptanes.

Prevención

Las personas con migraña deben elaborar un calendario que les permita identificar sus signos y valorar su impacto en su calidad de vida. En algunos casos es necesario utilizar medicación diaria para reducir la frecuencia, duración o intensidad de las crisis, pero no existen fármacos específicamente desarrollados para su prevención. Sin embargo, hay algunos utilizados en otros contextos que han demostrado su eficacia, como los betabloqueantes, los antidepresivos o los antiepilépticos, que siempre deben ser prescritos por el médico.


➡️ Esta publicación solo tiene fines informativos y no debe usarse como sustituto de un diagnóstico, tratamiento o recomendación de un profesional de la salud. Es importante consultar a un médico de confianza en caso de dudas y obtener su aprobación antes de comenzar cualquier procedimiento.

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Irena Sendler

Apasionada por la medicina, con ganas de guiarte en mejorar tu salud y recomendarte tratamientos efectivos.

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